
El martes
el 15 de febrero de 2005
Se despert� en La Serena al sonido de oleaje que golpea una playa desertada que vino lentamente vivo como las pr�ximas pocas horas pasadas.
Nosotros nos sentamos comiendo dulces - con la pasta de cacahuete y la miel - y tuvo nuestro caf�, jug� con el traductor espa�ol electr�nico y lentamente empez� perezosamente el d�a. �Hab�amos dicho a la dama del hotel la noche antes, "estaremos saliendo bastante temprano - alrededor de 10!" y nosotros no fuimos dirigidos hacia desilusionarla!
Todo finalmente amontonando en el coche que dirigimos fuera de la ciudad, al este hacia el Valle de Elqui. El paisaje verde exuberante llen� el piso del valle como nosotros pasamos por arreglos peque�os como Coquimbito, como Altovasol, y como Las Rojas en nuestra subida hacia el este. �Agricultura el pa�s aqu� - muchos huertos, las uvas, y otras cosechas plantaron por el piso del valle y arriba los lados del rodear las colinas secas tan alto como el bombas, (bombas) tomar�a el agua!
Un dique inmenso atraves� el valle en un punto, construy� para ayudar har� 6 a�os con el poder y la irrigaci�n. Uno de un tres proyecto de dique de la d�cada de los 90, el Dique de Puclaro sirvi� como un descansar y punto de vista para nosotros. �Probamos el aperitivo peque�o del cactus que se vend�a - una combinaci�n dulce de fruta sirvi� en el brote del cactus �l mismo!
Nosotros entonces pasamos varios pueblos anticuados monos (Peralillo, Arcacollo, alg�n innominado) como manejamos por y finalmente sent�amos la necesidad de parar para el almuerzo. Preguntamos un manning del ni�o un soporte de fruta y �l nos mand� en a la aldea cercana (una una calle, la cosa peque�a pintoresca Rivadivia denominado!) Encontramos el �nico restaurante, Ignacio lo explor� fuera y volvi� con un informe negativo (no limpia suficiente). El exterior nosotros vimos a un hombre que entrega los suministros al mini-mercado y �l sugiri� otro pueblo, acerca de 15 minutos lejos, Paihuano.
Lejos fuimos y encontramos que el restaurante m�s deleitoso nos esperando. Entrar por una madera oscura puso panel la entrada y en por un corredor oscuro que fuimos saludados por una apariencia llena de humo d�bil al aire y un olor tibiamente delicioso de la venida de madera de barbacoa de la escalera abierta que dirige hacia abajo al �rea de asientos de restaurante. El hoyo de la barbacoa era visible a la izquierda en el fondo de la escalera y los asientos estaba en un espacio a�reo abierto cubri� con una tela ligera para la sombra.
�Qu� una delicia! Tuvimos un gran almuerzo de zanca de cordero, las verduras, el jugo (la sand�a; mel�n; el cactus), el vino, las papas - un banquete y muy tranquilo. En la mesa luego a nuestro era una familia chilena de 8 o 10 personas. El pap� en la familia habl� con nosotros en ingl�s - casi perfecciona - y gozamos visitar con �l y con su familia (en ambos ingl�s y espa�ol). El era obviamente muy orgulloso de su ingl�s, que �l hab�a aprendido en los Estados Unidos, y en que su familia nunca lo hab�a o�do que habla. �Para nosotros continuar una conversaci�n con �l era claramente algo �l y su familia fueron emocionados acerca de! �Los ni�os j�venes eran todos ojos!
Entonces en el camino otra vez. �En a Pisco Elqui - el fin del valle! Por el camino nosotros est�bamos en el mirador para el artesanias - el �rea se nota para estas personas que hacen los bienes tejidos, los tapices, y cosas por el estilo. Fuimos dirigidos eventualmente a una casa donde uno se inform� para vivir. Lejos la carretera principal en un camino de tierra que tuerce hacia abajo la ladera polvorienta nosotros encontramos una casa peque�a de adobe con un sendero fresco dado sombra por una enramada de uva que dirige en una sala de recibo peque�a en la que una mujer peque�a mona hab�a arreglado sus bienes. Ella y su hija nos mostraron sus art�culos - las bufandas, los chales, bolsas - compr� una bufanda y un bolsa y Ignacio compr� una capa o el chal para Lana - y aprendimos que ella compr� lana local del granjero de oveja, ti��lo ella misma, lo gir� en hilo, y entonces lo teji� en un telar localizado en la parte posterior de su casa. Ella nos dirigi� por la cocina a la espalda y amablemente nos mostr� c�mo trabajamos.
�Pisco Elqui que alcanza, miramos un valle generoso hermoso de vino, encontr� el lagar (bebida de especialidad? Pisco, por supuesto!), y visit� la iglesia grande de la plaza del pueblo. Estatuas/iconos muy cat�licos y hermosos, sencillo mas solemne en el tono. Muy hermoso, realmente. Al sentarse en la plaza nosotros encontramos a un joven que habl� ingl�s perfecto mas era chileno. El, un instructor vegetariano de yoga, visitaba tambi�n el �rea, como eran muchos tipos m�sticos - el �rea se sabe atraer �stos a causa de su atm�sfera rara perfecta que crea de alg�n modo un ambiente m�s conducente para contactar con los cielos.
Miramos all� para alojar pero encontramos ninguno y decidimos manejar la parte de la manera de mirar en casa en otro lugar - Vicu�a. All� encontramos un caba�a en la orilla del pueblo - magn�fico, espacioso, bien mantenido y c�modo. Tres dormitorios, dos ba�os, la cocina y la sala de recibo en su propio edificio peque�o en la orilla de la propiedad bien lejos del hotel principal.
S�ltese y yo se sent� en la veranda que mira la oscuridad se establece sobre nosotros, tomando nuestro vino y Pisco Agria, como Lana y Ignacio se prepar� a s� mismo. Ellos nos unieron y nosotros nos jubilamos a un espacio c�modo en el alojamiento para continuar nuestras bebidas y alg�n munchies. �Despu�s que un tiempo que dirigimos lejos al comedor, donde tuvimos la carne de vaca con travesuras, el pez, las verduras, el vino, el pan - toda gran diversi�n deliciosa y!
Tomamos esta oportunidad de estrellar la mirada, desde que est�bamos en los cielos m�s claros en el mundo - esperando ver una estrella que dispara a ninguna utilidad. El cielo, aunque, como avanz� del crep�sculo a la oscuridad, pasado por algunas sombras incre�blemente excepcionales y hermosas de la azul/violeta hasta que lograra el claro negro hab�amos esperado.
Dorm� s�lidamente, y me despert� a los sonidos de gallos en cerca de p�jaros de campos y canci�n en el seto vivo junto a nuestra ventana.